¿Qué creemos?

Bautismo en el espíritu    Bautismo en agua
Adoración    La iglesia
Ofrendas y Diezmos      El padre
 Jesucristo    La Biblia
La oración    La salvación
La trinidad    La cena del Señor
Presentación de Bebés    El Espíritu Santo
     

 

Declaración de Fe

Una declaración de Fe es un documento en el que la iglesia expresa su posición en asuntos que han sido esenciales a través de la historia del cristianismo.

Las siguientes declaraciones componen la declaración de Fe de Semilla de Mostaza.


1.- Hay un solo Dios, el cual creó, sostiene y reina sobre todas las cosas: Es digno de amor, reverencia y obediencia. (Génesis 1:1, Deuteronomio 6:4), El ha existido eternamente y se ha revelado a sí mismo en tres personas distintas que son: El Padre, el Hijo, y el Espíritu Santo con funciones distintas pero todos con la misma esencia, naturaleza y perfección en sus atributos (Salmo 90:2, Mateo 28:19, Génesis 1:1, 26-27, 31, Salmo 90:2,1 Pedro 1:2).

2.- La Biblia es la Palabra de Dios sin ningún error. Fue escrito por autores humanos inspirados por la guía del Espíritu Santo, y es la suprema autoridad del conocimiento que salva, da fe y vida. (Salmo 19:7-11, 2 Timoteo 3:16, 2 Pedro 1:20-21).

3.- Jesucristo es el Hijo de Dios. Concebido virginalmente por el Espíritu Santo, totalmente Dios y totalmente hombre, que vivió una vida sin pecado, muriendo en sustitución por el pecado del hombre, fue sepultado, y resucitado en cuerpo, ascendió a los cielos y regresará otra vez para reinar como Rey de Reyes y Señor de Señores (Isaías 9:6, Mateo 1:22-23, Juan 1:1-5, 14, Hechos 1:9-11, 1 Corintios 15:1-8, Filipenses 2:5-11,Colosenses 1:15-20, Hebreos 4:14-15).

4.- El Espíritu Santo es igual en atributos, eterno, lo mismo que el Padre y el Hijo. Está presente en el mundo para redargüir al hombre de pecado, de juicio y de justicia y hacer consciente al hombre de su necesidad de un Salvador. El Espíritu Santo vive en cada cristiano desde el momento de su salvación. El Espíritu Santo da al cristiano el poder para vivir una vida de victoria sobre el pecado, entender las verdades espirituales y guiarlo a toda la verdad. Otorga a cada cristiano dones espirituales al ser salvos. Como cristianos buscamos vivir bajo Su autoridad diariamente (Juan 14:16-19, 16:7-25, Hechos 1:8, Romanos 8:9, 1 Corintios 2:12, 3:16, 6:19-20, 2 Corintios 3:17, Gálatas 5:25, Efesios 1:13, Tito 3:5).

5.- En el principio creó Dios al hombre a su imagen y semejanza, el hombre no es producto de la evolución. La humanidad cayó en pecado a través del primer, Adán, el resultado fue una herencia de pecado para todos los hombres, por cuanto todos pecaron y la pérdida de la habilidad de vivir para la gloria de Dios. El pecado del hombre resultó en muerte física y espiritual. El hombre necesita perdón y salvación (Génesis 1:26-27, 3:1-24, Isaías 53:6a 59:1-2, Romanos 3:10-23, 5:12-15).

6.- La salvación es un regalo inmerecido de Dios, que no está basado en los obras del hombre (Romanos 3:18-26), sólo a través del arrepentimiento, y entrega de nuestra voluntad a Dios, con plena confianza en el Salvador es como Dios ofrece perdón y salvación al hombre (Juan 3:3-8). La vida eterna empieza en el momento en que una persona recibe la salvación (Juan 1:12, 14:6, Romanos 5:1, 6:23, 2 Corintios 5:21, Gálatas 3:26, Efesios 2:8-9, Tito 3:5). El regalo de Dios es la vida eterna, a través de nuestro Señor Jesucristo, y este regalo nos da la seguridad eterna de nuestra salvación, la cual es mantenida por el poder y la gracia de Dios y no por los esfuerzos del creyente (Juan 10:28-30, Efesios 1:13-14, 2 Timoteo 1:12, Hebreos 7:25, 10:10, 14, 1 Pedro 1:3-5, 1 Juan 5:11-13).

7.- El ser humano tienes tres partes que son espíritu, mente y cuerpo. La Salvación tiene tres etapas que son:

Justificación: (Romanos 5:1-2, Efesios 2:8-10). Tiempo Pasado en mi espíritu, Dios me justifica de la paga de mi pecado cuando yo me reconozco culpable y merecedor de la muerte eterna, y recibo el sacrificio de Cristo en mi lugar, paso de ser criatura de Dios, a Hijo de Dios.

Santificación: (Romanos 12:2, 1 Juan 3:9, Romanos 6). Tiempo presente en mi mente, Dios va transformando mi mente con Su palabra, y a través de cambiar mi manera de pensar empieza a cambiar mi manera de vivir. Es la manifestación de que soy realmente salvo.

Glorificación: (Filipenses 3:20-21). Tiempo futuro, en mi cuerpo Dios me dará un cuerpo nuevo exento de la presencia del pecado, en el cual no habrá más enfermedad, ni dolor, ni desgaste cuando esté en su presencia. Dios cambiará el cuerpo de la humillación nuestra en uno semejante al de la gloria suya.

Símbolos Externos de que he decidido entregar mi vida a Cristo:
Bautismo (Mateo 28:16-20, Romanos 6:4).
Cena del Señor (1 Corintios 11:23-30).

8.- La iglesia es el cuerpo y la esposa de Cristo en la familia de Dios. Está integrada de creyentes que han sido bautizados en su cuerpo, quienes se reúnen regularmente para adorarle, ministrar, evangelizar, discipularse y tener compañerismo (Mateo 16:18, 1 Corintios 12:12-14, Efesios 1:2-23, Hebreos 10:24-25).

9.- La gente que muere sin haber puesto su fe en Jesucristo pasará la eternidad en el infierno. La gente que muere con sus pecados perdonados a través de su fe en Jesucristo pasará la eternidad en el cielo. La Biblia enseña que ambos son lugares literales de existencia eterna (Juan 3:16, Apocalipsis 20:11-15, Romanos 6:23, Apocalipsis 20:14-15).

10.- Dios ha ordenado la familia como la institución fundamental de la sociedad. El matrimonio es la unión de un hombre y una mujer en un pacto que dura toda la vida. El hombre debe amar a su esposa, protegerla, proveer y dirigir su familia. La esposa debe sujetarse voluntariamente al liderazgo de su esposo. El esposo y la esposa son de igual valor ante Dios. Los hijos deben ser educados en el temor de Dios (Génesis 2:18-24, Efesios 5:21).

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EL BAUTISMO DEL ESPÍRITU

pero recibiréis poder, cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo.

-Jesús Hijo de Dios

¿El bautismo del Espíritu Santo es para todos?
Para hacer la obra de Dios necesitamos el poder de Dios. El bautismo del Espíritu Santo es para todos aquellos que creen en Jesucristo como su Salvador y Señor, y que son hijos de Dios por medio de Él (ver Hechos 2:38-29)

¿Qué es el bautismo del Espíritu Santo?
El bautismo de Espíritu Santo tiene lugar cuando el Espíritu de Dios viene sobre un creyente. El Espíritu Santo llena la mente del creyente con un genuino entendimiento de la verdad, toma posesión de la habilidades del creyente y le imparte dones que capacitan al creyente para el servicio del cuerpo de Cristo.
El Espíritu Santo habla también al corazón de los incrédulos mostrándoles su necesidad de salvación (ver Juan 16:7-11). Cuando una persona acepta a Cristo como su Señor y Salvador, el Espíritu Santo viene a morar dentro de esa persona (ver Juan 14:15-17; 1 Corintios 3:16, 12:13). Pero también es necesario para los creyentes tener el bautismo del Espíritu Santo (ver Hechos 1:5-8)

¿Por qué necesitamos el bautismo del Espíritu Santo?
El propósito del bautismo del Espíritu Santo es dar poder a los creyentes para el servicio, para testificar, para la guerra espiritual y para tener denuedo en sus testimonios (ver Hechos 1:8; 4:19-20, 29-31; 6:8-10; 1 Corintio 2:4)
Jesús ordenó a los discípulos que no empezaran la obra a la que Él los había llamado hasta que ellos fueran bautizados en el Espíritu Santo (ver Lucas 24:48-49; Hechos 1:4, 8). Cuando los apóstoles conocían a otros creyentes en Cristo, inmediatamente les preguntaban si habían recibido el Espíritu Santo; sino, se aseguraban de que lo recibieran (ver Hechos 8:14-16; 19:5)
En la vida de todo cristiano, el bautismo de Espíritu Santo es absolutamente necesario para el servicio al que Dios nos ha llamado.

¿Cómo recibir el bautismo del Espíritu Santo?
Jesús dijo "Pues si vosotros, siendo malos, sabéis dar buenas dádivas a vuestros hijos, ¿cuánto más vuestro Padre celestial dará el Espíritu Santo a los que se lo pidan?" (Lucas 11:13)

Dios cumple sus promesas en una gran variedad de formas, y no hay dos seres humanos que reciban las cosas espirituales de la misma manera. El Nuevo Testamento nos cuenta que algunos creyentes recibieron el bautismo del Espíritu Santo al momento de su conversión, como es el caso de Cornelio y su familia (ver Hechos 10). Otros, como los creyentes de Éfeso, lo recibieron poco después de su conversión (ver Hechos 19:1-5). No debemos limitar a Dios con nuestras propias expectativas. Él es soberano y obra en cualquier forma que Él elija.

¿Deben de ser bautizados los infantes y los niños?
Después de que Pedro habló en Pentecostés "los que recibieron su palabra fueron bautizados" (Hechos 2:41). En el Nuevo Testamento, cada vez que una persona es bautizada y su identidad se nos revela, siempre se trata de una persona adulta.
A la luz de las Escrituras el bautismo de infantes ni siquiera está contemplado, porque los bebés no pueden recibir la Palabra de Dios y entenderla, sin embrago, los infantes pueden ser dedicados al Señor (ver 1 Samuel 1:26-28). Los niños pueden ser bautizados únicamente si reciben y entienden la Palabra de Dios.

¿En el nombre de quién debemos de ser bautizados?
Como parte de la Gran Comisión, Jesús instruyó a los discípulos a bautizar "en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo" (Mateo 28:19)

¿Es necesario el bautismo en agua?
La Biblia nos enseña claramente que somos salvos por gracia por medio de la fe según la misericordia de Dios (ver Efesios 2:8-9; Tito 3:5). El ladrón en la cruz a lado de Jesús, no tuvo tiempo de ser bautizado pero Cristo le prometió que estaría ese día con Él en el paraíso (ver Lucas 23:43). La Biblia no registra ningún bautizo que hubiese hecho Jesús, sería una omisión extraña si el bautismo fuera necesario para la salvación. El apóstol Pablo declara "pues no me envió Cristo ha bautizar, sino a predicar el evangelio..." (1 Corintios 1:17). Esto indica claramente que la salvación es una respuesta de fe al evangelio, no al bautizo. Por tanto, el bautismo en agua no es una acto de salvación, sino un acto de obediencia.

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Traducido por Compañerismo Cristiano Semilla de Mostaza México.

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EL BAUTISMO EN AGUA

¿Qué es el bautismo en agua?
El bautismo en agua no es una opción personal, sino un mandato para los creyentes. Jesús estableció el bautismo en agua como una ordenanza cuando dio la Gran Comisión (ver Mateo 28:19; Marcos 16:16)
El bautismo en agua es un testimonio público y externo que indica una fe personal e interna. Es una evidencia externa del cambio interior que se ha dado en la vida del creyente cuando éste ha nacido de nuevo a través de la fe en Jesucristo.
El bautismo identifica al creyente con el mensaje del evangelio, con la Persona de Jesucristo y con los otros creyentes. Asocia al creyente con la muerte, sepultura y resurrección de Jesucristo, y representa la muerte del creyente a su antigua vida y su resurrección como una nueva criatura en Cristo (ver Romanos 6:1-8; Colosenses 2:12)

¿Por qué debemos ser bautizados?
Debemos ser bautizados porque Jesucristo lo mandó ( ver Mateo 28:19) y porque amamos al Señor. Jesucristo dijo "Si me amáis, guardad mis mandamientos" (Juan 14:15).
A través de todo el libro de Hechos leemos cómo la iglesia primitiva le dio importancia al bautismo en agua (ver Hechos 2:41; 8:12, 38; 9:18; 10:47-48; 16:15, 33; 19:3-5)

¿Quién debe ser bautizado?
Todos los creyentes en Cristo, que han nacido de nuevo -y solamente los creyentes- deben ser bautizados (ver Marcos 16:15-16; Hechos 8:12, 36-38; 16:31-33; 18:8)

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Ofrendas, Diezmos y Mayordomía

Lo que la biblia dice:
La Biblia tiene mucho que decir sobre los cristianos y su dinero, ya que contiene más de dos mil versículos acerca de este asunto. Una y otra vez la Biblia asocia nuestro dinero con nuestra relación y compromiso con el Señor.

¿Qué es ofrendar?
La palabra ofrendar se ha definido como "ofrecer algo como regalo". Una de las muchas formas en que podemos ofrecer algo es ofrendar económicamente. Por medio de las ofrendas, en la iglesia primitiva, unos se ayudaban a otros e invertían en lo que Dios estaba haciendo. Tristemente, el concepto de ofrendar se ha distorsionado hoy en día, sin embargo, el ofrendar sigue estando vitalmente conectado a lo que somos.

Ofrendar es un acto de adoración
Ofrendar es un sacrificio espiritual y una expresión de amor y gratitud porque todo lo que tenemos proviene de Dios (ver 1 Crónicas 29:14). Algunos dicen: "Yo no puedo darme el lujo de ofrendar", pero en realidad ¡No puedes darte el lujo de no ofrendar!
David decía que no le daría al Señor algo que no le costara nada (ver 2 Samuel 24:24). No importa qué le damos al Señor, lo que nos queda siempre nos sustentará más y mejor que si no hubiésemos dado nada.

Ofrendar es una prueba de nuestra fidelidad
La forma en que ofrendamos es un gran indicador de nuestra espiritualidad; el ofrendar revela nuestro sistema de valores. Jesús dijo "Porque donde esté vuestro tesoro, allí estará también vuestro corazón" (Mateo 6:21).
Ahora, Dios no nos pide que ofrendemos porque necesita nuestros recursos, por el contrario, nos desafía a hacerlo a Él el centro de nuestras vidas en lugar de nuestro dinero y posesiones.

Principios bíblicos para ofrendar
Aunque el apóstol Pablo nunca sobre enfatizó el asunto de ofrendar, tampoco descuidó nunca la importancia de este tema. En 1 Corintios 16:1-2, podemos encontrar principios específicos para ofrendar:
Debe ser una práctica universal para todos los creyentes (v.1), debe hacerse con regularidad (v.2), es un acto personal (v.2) y es algo para lo que debemos prepararnos con anticipación (v.2). Al tiempo que ofrendamos, Dios suple nuestras necesidades y nos prospera (2 Corintios 9:6-10).

Motivos para ofrendar
Dios promete bendecirnos si al ofrendar tenemos la actitud correcta (ver Lucas 6:38; Proverbios 3:9-10). Sin embargo, algunas personas ofrendan con la actitud equivocada, dando con la intención de manipular a Dios, para librarse de culpa, para aumentar su autoestima, para lograr reconocimiento o para obtener poder.
Sin embargo, la Biblia nos enseña a dar "cada uno como propuso en su corazón: no con tristeza, ni por necesidad, porque Dios ama al dador alegre" (2 Corintios 9:7). Los motivos que Dios desea para que ofrendemos son el expresarle nuestro amor, agradarle y hacer tesoros en el cielo.

El principio de la mayordomía
Un mayordomo supervisa los asuntos y las propiedades de otra persona. La mayordomía implica que todo lo que tenemos le pertenece en realidad a Dios; ser un buen mayordomo quiere decir que usamos nuestros recursos adecuadamente para glorificar a Dios.

El principio para Diezmar
La Ley del Antiguo Testamento requería que el pueblo de Dios diera el diez por ciento de su salario, lo cual incluía rebaños, manadas o cosechas. A este diez por ciento se le llama diezmo. Además del diezmo, el pueblo de Dios debía dar ofrendas al Señor para el cuidado del templo y los salarios de los sacerdotes. En los tiempos de Israel, el diezmo no era voluntario sino que se exigía como una forma de pagar impuestos.
¿Hoy en día debemos diezmar? El Dr. J.B. Gabrell hizo esta observación: "Desde el punto de vista de la cruz, es inconcebible que alguien dé menos, estando en la gracia, que lo que los judíos daban estando bajo la ley". Dios hizo una promesa increíble a los que no descuidan este aspecto Él dijo "abriré las ven ventanas de los cielos, y derramaré sobre vosotros bendición hasta que sobreabunde.

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 Jesucristo

¿Quién dices que es Él ?

Hace aproximadamente dos mil años, Jesús hizo esta pregunta: "¿Qué pensáis del Cristo? ¿De quién es hijo?" (Mateo 22:42) La respuesta que una persona dé a esta pregunta puede determinar su destino eterno.

La preexistencia de Jesucristo
El apóstol Juan declara la preexistencia de Jesús en el Evangelio de Juan: "En el principio era el Verbo, y el Verbo era con Dios, y el Verbo era Dios" (Juan 1:1). Jesús dijo que Él es "el Alfa y la Omega, principio y el fin" (Apocalipsis 1:8). Jesús reina eternamente y existe antes de todas las cosas (ver Hebreos 1:8, Colosenses 1:17).

La deidad de Jesús
Jesús no se "volvió" Dios, sino que siempre ha sido Dios (Juan 5:18) y es la segunda Persona de la Trinidad. Al respecto de Su deidad Jesús dijo: "Antes que Abraham fuese, Yo soy" (Juan 8:58). La preexistencia y la deidad de Jesucristo son inseparables, no se puede aceptar una y negar la otra.

La encarnación de Jesús
La palabra encarnación significa "en la carne". Denota el acto en el cual el Hijo de Dios tomó para sí la naturaleza humana a través del nacimiento virginal (ver Mateo 1:23). Juan escribe "Y aquel Verbo fue hecho carne, y habitó entre nosotros" (Juan 1:14), En la encarnación, Dios el Hijo vino a ser Dios-hombre. Por tanto, Cristo fue la única persona con dos naturalezas: divina y humana (ver Juan 1:1-18). Para decirlo de otra manera, Jesús era totalmente Dios y totalmente hombre. Siempre fue Dios y nada menos, pero expresó esta verdad.

La humanidad de Jesús
Para que Jesús sea representante de la humanidad pecadora, Él tuvo que convertirse en hombre. Su nacimiento virginal, esencial para que fuera sin pecado, fue profetizado mucho antes de que ocurriera (ver Génesis 3:15; Isaías 9:6; Mateo 1:18, 23; Lucas 1:34-35; y Gálatas 4:4). Jesús compartió la experiencia humana hasta el grado de la muerte; sin embargo, a diferencia de nosotros, Jesús fue sin pecado (ver Hebreos 4:15).

La muerte de Jesús
La paga por nuestros pecados es la muerte (ver Romanos 6:23). Jesús murió en nuestro lugar y pagó nuestra deuda (ver Mateo 20:28; Juan 10:17-18; 2 Corintios 5:21; 1 Pedro 3:18). La muerte de Jesús en la cruz puso el fundamento para que el Dios justo perdonara la culpabilidad de la gente pecadora sin comprometer su naturaleza de justicia en ninguna manera.

La resurrección de Jesús
La resurrección de Jesús nos asegura nuestra resurrección futura. Por su victoria sobre la muerte es que nosotros también tenemos victoria. Sin la resurrección no habría evangelio que predicar. La resurrección de Cristo se prueba a través de las profecías que estaban hechas, la tumba vacía y las apariciones del Cristo resucitado (ver Mateo 28:5-8; Lucas 24:39; Juan 20:27-28).

La ascensión y exaltación de Jesús
Después de su resurrección, Jesús, visiblemente partió hacia el cielo, delante de sus discípulos (ver Lucas 24:51; Hechos 1:9). Su ascensión y exaltación eran necesarias para completar la obra redentora de Dios, porque Su obra no estaba completa cuando resucitó de los muertos (Marcos 16:19; Filipenses 2:9; Efesios 1:20-21; Hebreos 1:13).

La segunda venida de Jesús
Jesucristo regresará a esta tierra y tomará a Su iglesia, el cuerpo.de cristo, para sí(ver juan 14:1-4; hechos 1:11; apocalipsis 1:7).

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La Oración

¿Qué es la oración?
El mayor privilegio que el cristiano tiene es el privilegio de la Oración. No solo es un privilegio, sino también es una responsabilidad del creyente. Jesús dijo que era necesario "orar siempre y no desmayar" (Lucas 18:1).
La Oración, simplemente, es hablar con Dios, dejándole saber nuestras preocupaciones y peticiones. Cuando oramos admitimos nuestra necesidad de Dios y nuestra total dependencia de Él. Sólo a través de una relación con Cristo tenemos acceso a Dios (ver 1 Timoteo 2:5); Nos acercamos a Dios en el nombre de Jesús, no en nuestro propio nombre.
La Oración no es la forma de obtener lo que deseamos de Dios, sino que es el conducto por el cual nosotros dejamos que Dios nos dé lo que nos quiere dar. Al respecto de la oración Billy Graham dijo: "La Oración es una cuerda que mantiene a Dios y al hombre unidos; pero no atrae a Dios hacia nosotros, sino que lleva a los hombres hacia Dios".

¿Por qué orar?
Debemos orar porque Dios lo mandó (ver 2 Crónicas 7:14, Lucas 18:1). A través de la oración recibimos cosas (ver Santiago 4:2), experimentamos la plenitud de gozo (Juan 16:24) y encontramos ayuda en tiempos de necesidad. La Oración es la cura para la preocupación (ver Filipenses 4:6; 1 Pedro 5:7) y también nos ayuda a resistir a la tentación (ver Mateo 26:41).

¿Cuándo debemos orar?
Debemos orar siempre. La Biblia nos instruye a "orar sin cesar" (1 Tesalonicenses 5:17). El apóstol Pablo exhortó a los creyentes a orar "en todo tiempo con toda oración y súplica"(Efesios 6:18)

Tipos de Oración

Alabanza y adoración
Por medio de la alabanza y la adoración reconocemos la bondad de Dios. Debemos reconocer que cuando oramos entramos a la presencia de Dios (ver Mateo 6:9). La Oración nos lleva directamente al trono de Dios. Cuando reverenciamos al Señor, al tener comunión con Él en oración, nuestra relación se hace más íntima y nuestro amor más tierno.

Confesión y arrepentimiento
La confesión y el arrepentimiento son prerrequisitos para acercarnos a Dios. La Biblia nos asegura el perdón si confesamos nuestros pecados a Dios. Jesús dijo: "Bienaventurados los de limpio corazón, porque ellos verán a Dios" (Mateo 5:8).

Agradecimiento
Necesitamos recordar siempre lo que Dios hizo por nosotros y darle gracias por ello. Debemos agradecerle en los tiempos buenos tanto como en los tiempos malos "dando siempre gracias por todo..." (Efesios 5:20). También debemos hacer nuestras peticiones "con acción de gracias" (Filipenses 4:6).

Súplica
Los creyentes debemos orar por nuestras necesidades personales y pedirle ayuda a Dios en las cosas diarias. Nunca debemos creer que nuestras peticiones son muy pequeñas o muy grandes para traerlas delante de Dios. Como cristianos debemos orar por todo estando seguros de que Dios nos escucha, se preocupa por nosotros y actúa a nuestro favor.

Intercesión
El interceder significa orar a favor, y por, otras personas (ver 1 Timoteo 2:1). Las personas pueden evitar que les hablemos de Cristo, pero no pueden evitar que oremos por ellos. Debemos orar por nuestra familia, amigos, líderes cristianos, por nuestro país, y por todo lo que Dios ponga en nuestro corazón. Debemos orar por ellos tan seriamente como lo hacemos por nosotros mismos.

¿Qué pasa si no oramos?
El descuidar la oración es pecado. El profeta Samuel dijo: "lejos sea de mí que peque yo contra Jehová cesando de rogar por vosotros" (1 Samuel 12:23). Jesucristo habló sobre la "necesidad de orar siempre y no desmayar" (Lucas 18:1).
D.L Moody resumió la necesidad de orar de esta manera: "Jesús nunca enseñó a sus discípulos a predicar, solo a orar".

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 La salvación

¿Qué es la salvación?
Dios sabía que la humanidad pecaría y necesitaría ser reconciliada con El. En el centro del plan de Dios para reconciliar a la humanidad pecadora con Él mismo está el mediador Jesucristo (ver 1 Timoteo 2:5-6).
La palabra Salvación se define como "liberación del poder y efectos del pecado". Todos hemos pecado (ver Romanos 3:23) pero no podemos salvarnos a nosotros mismos porque polo una persona sin pecado puede salvar a un pecador. La Biblia nos dice que Jesucristo murió por los pecadores (ver 1 Timoteo 1:15 y Romanos 5:6-8).

Provisión para la salvación
Ciertas condiciones eran necesarias para que la salvación estuviese disponible para la humanidad: La muerte de Jesucristo; la resurrección de Cristo (ver 1 Corintios 15:3-4); la ascensión de Cristo (Marcos 16:19); y la exaltación de Cristo (Hechos 2:33; 1 Pedro 3:22; Hebreos 1:3).

El proceso de la Salvación: El papel de Dios En la parte divina de la salvación, Dios, en su soberanía actúa para asegurar la salvación para todos los pecadores, a través de:

Elección: Por Gracia Dios escogió la salvación en Cristo para aquellos que Él sabía que lo aceptarían (ver Efesios 1:4-5). El apóstol Pablo dijo: "Porque a los antes conoció, también los predestinó para que fuesen hechos conformes a la imagen de su Hijo, para que Él sea el primogénito entre muchos hermanos" (Romanos 8:29).

Regeneración: Dios nos vivifica en Cristo, permitiéndonos experimentar un nuevo nacimiento (ver Juan 3:33). Sin un nuevo nacimiento estamos "muertos en delitos y pecados" (Efesios 2:1).

Justificación: Cuando Dios nos justifica nos declara inocentes delante de Él y abona toda la justicia de Cristo en nuestra cuenta. La justificación representa tanto el perdón de nuestros pecados como la justicia que Él nos da (ver Romanos 3:28, 5:1).

Adopción: Adopción quiere decir "Colocar a un hijo". Dios nos da los derechos completos de la herencia en Su familia como si hubiésemos nacido en ella (ver Gálatas 4:4-5, Efesios 1:5). Porque somos hijos de Dios podemos llamarle Abba Padre, es decir "Papito" (Romanos 8:15). Como hijos de Dios podemos tener la confianza de que nos entiende, nos cuida y nos bendice.

Santificación: Cuando nos hacemos cristianos Dios nos santifica, es decir, nos separa o nos aparta para Él, en posición y práctica, esto de manera permanente. (ver 1 Corintios 6:11, 2 Tesalonicenses 2:13). Por medio de la santificación nos volvemos más y más como Jesús por la obra del Espíritu Santo.

 El proceso de la Salvación: el papel de la humanidad

Así como hay una parte divina en la salvación, también hay un lado humano que se manifiesta por medio del "libre albedrío":

La fe y el creer: Reconocer a Jesucristo, no sólo con nuestra cabeza, sino también con el corazón (ver Juan 3:18; 5:24; 6:47; Romanos 10:9). La fe es una confianza firme, involucra nuestro intelecto, emociones y voluntad propia (ver Marcos 4:16-17; Romanos 10:9, 17; Efesios 2:8-9; Hebreos 11:1,6).

Aceptación: El creer en Jesucristo y una fe verdadera nos llevan a aceptar y confesar a Jesucristo como Señor (ver Romanos 10:9-10). El apóstol Juan confirma esto cuando escribe "Mas a todos los que le recibieron, los que creen en su nombre, les dio la potestad de ser hechos hijos de Dios" (Juan 1:12).

Arrepentimiento: Esto es un sincero y completo cambio de mente y corazón frente al pecado (ver Salmo 51:3; 2 Pedro 3:9). No sólo debemos dejar nuestro pecado, sino que también debemos regresar a Dios (ver Hechos 3:19; 26:18; 1 Tesalonicenses 1:9).

El resultado de la salvación
Dios nos creó y Cristo nos compró para que podamos conocerle, caminar con Él y glorificarle (ver Efesios 1:11-12). También quiere que llevemos mucho fruto (ver Juan 15:8; 13:34-35) mientras invertimos nuestra vida en su servicio (ver Mateo 16:24-26; Gálatas 6:10).

Llevamos fruto ganando a otros para Cristo y ayudándoles a crecer espiritualmente (ver Romanos 1:13; Proverbios 11:30); compartiendo nuestras bendiciones con otros (ver Filipenses 4:17); adorando y agradeciendo a Dios (ver Hebreos 13:15) y por medio de nuestra conducta y carácter, viviendo vidas transformadas (Gálatas 5:22).

Algunas personas creen que porque han orado "para recibir a Cristo" pueden vivir como mejor les plazca, pero la salvación se manifiesta a través de una vida transformada (2 Corintios 5:17) y motiva a los creyentes a seguir el propósito de Dios para sus vidas.

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La Biblia

¿Qué es la Biblia?
La Biblia es un libro de historia, ciencia, poesía y conducta humana, pero aún más importante que eso, es una historia de amor que revela el corazón de Dios por medio de la persona de Su Hijo, Jesucristo.

La Biblia: Única
La Biblia fue escrita a lo largo de un periodo de mil quinientos años, por más de cuarenta autores, en tres idiomas diferentes y en tres distintos continentes. A pesar de eso, en vez de contradecirse entre sí, los escritores mantienen una perfecta coherencia histórica, moral, profética y teológica. Escribieron con armonía y continuidad desde Génesis hasta Apocalipsis.

La Biblia: Inspirada por Dios
La Biblia fue escrita por personas bajo la inspiración de Dios (ver 2 Pedro 1:20-21; 2 Timoteo 3:16). En otras palabras, Dios usó las personalidades y características de cada uno de los autores bíblicos, para traer Su Palabra.

La Biblia: Para ser leída y estudiada
Estudiar la Biblia es algo absolutamente necesario para el cristiano. Jesucristo dijo "Escudriñad las Escrituras; porque a vosotros os parece que en ellas tenéis la vida eterna; y ellas son las que dan testimonio de mí" (Juan 5:39). La enseñanza sistemática de la Biblia es imposible sin su estudio sistemático. No solo debemos exprimir unos cuantos versículos en nuestra lectura diaria de la Biblia, ni estudiarla solo cuando vamos a compartir un pasaje. Necesitamos sumergirnos diariamente en la Palabra de Dios, como lo hacía la gente de Berea(ver Hechos 17:11).

La Biblia: Enseña
Para construir la maqueta de un modelo de avión debemos seguir las instrucciones, sólo así el producto final se verá como en la fotografía de la caja. De la misma manera, necesitamos seguir el manual de instrucciones de Dios para la vida: la Biblia; solamente entonces nuestra vida reflejará a Jesucristo. La Biblia dice: "Toda la Escritura es inspirada por Dios, y útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia" (2 Timoteo 3:16).

La Biblia: Da esperanza
La Biblia fue escrita "...para nuestra enseñanza... a fin de que por la paciencia y la consolación de las Escrituras, tengamos esperanza"( Romanos 15:4). Hallamos esperanza al aprender de Dios, de Sus caminos y de Sus planes para nuestra vida. Cuando descubrimos las promesas de Dios, reconocemos que vivir es más que simplemente existir. Descubrimos que hay vida más allá de esta vida. A través de la Biblia, obtenemos esperanza, aliento, consuelo, fuerza, sabiduría y mucho más. Lo mejor de todo es que entendemos cómo conocer a Dios personalmente y cómo vivir para Él en santidad.

La Biblia: Da Dirección
Para encontrar el camino en la oscuridad es necesaria una lámpara; solo así podemos ver claramente y evitar tropezar. El salmista describió a la Palabra de Dios como "Lámpara a mis pies y lumbrera a mi camino" (Salmo 119:105). Mientras permitamos que la Biblia guíe nuestra vida evitaremos tropezar y caer. Si quieres ser sabio: lee la Biblia. Si quieres estar seguro: créele a la Biblia. Si quieres estar bien:obedece a la Biblia.

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 La iglesia

El valor de la iglesia
Es absolutamente necesario estar involucrado en una iglesia para caminar con Dios y crecer espiritualmente. La Biblia nos enseña "considerémonos unos a otros para estimularnos al amor y a las buenas obras; no dejando de congregamos, como algunos tienen por costumbre..." (Hebreos 10:24-25).

¿Qué es la iglesia?
En el Nuevo Testamento, templo y sinagoga son las únicas palabras para describir un edificio como lugar de adoración. En la actualidad, la iglesia no es un edificio sino una asamblea de gente que forma el cuerpo de Cristo (ver Colosenses 1:24). La iglesia universal consta de cristianos genuinos de todas las edades, en el cielo y en la tierra, ¡En el cielo no habrá denominaciones, sólo creyentes!

¿Es necesario formar parte de una iglesia local?
Aunque, todos somos miembros de la iglesia universal, el cuerpo de Cristo, es muy importante para el creyente identificarse con un grupo de creyentes en una iglesia local. Nos necesitamos unos a otros para desarrollarnos completamente como cristianos (ver 1 Corintios 12:4- 27). Por otro lado, somos discípulos enviados para hacer discípulos (ver Mateo 28:19) pero para poder cumplir con eso debernos pasar tiempo con otros creyentes.

¿Qué hace que una iglesia sea eficaz?
Lo que hace que una iglesia hoy en día sea eficaz no difiere de lo que hizo que la iglesia primitiva impactara en el mundo: El Espíritu Santo de Dios trabajando de acuerdo a la Palabra de Dios en los corazones de la gente. Jesús dijo a sus discípulos "pero recibiréis poder, cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo, y me seréis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaría, y hasta lo último de la tierra" (Hechos 1:8). Solo una iglesia llena del Espíritu Santo puede ser una iglesia eficaz, y para ello solo es necesario pedirle a Dios que nos dé ese poder.

¿Cuál es el propósito de la iglesia?
En última instancia, el propósito de la iglesia es conocer a Dios y darlo a conocer al mundo. A través del Espíritu Santo, la iglesia cumple su cometido en tres maneras:
Primero: La iglesia debe exaltar a Dios. Él nos ha llamado para "que seamos para alabanza de su gloria" (Efesios 1:12).
Segundo: La iglesia debe edificar a los santos. Pablo nos exhorta a "presentar perfecto en Cristo Jesús a todo hombre" (Colosenses 1:28).
Tercero: La iglesia debe evangelizar al mundo. Jesús dijo a sus discípulos "id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura" (Marcos 16:15).
Créemos en la adherencia a estos propósitos manteniendo entre ellos un balance apropiado.

¿Cuáles son las características de la iglesia?
Una iglesia debe tener cuatro características, debe ser una iglesia que aprende, una iglesia que ama y está unida, una iglesia que adora y una iglesia que ora. Encontramos las características de una iglesia sana en el libro de Hechos: "y perseveraban en la doctrina de los apóstoles, en la comunión unos con otros, en el partimiento del pan y en las oraciones" (Hechos 2:42).

¿Cuales son las ordenanzas de la iglesia?
Las ordenanzas de la iglesia son ritos externos o estatutos simbólicos, ordenados por Jesús, que exponen verdades esenciales para los cristianos. Practicamos la ordenanza del bautismo en agua y la celebración de la Cena del Señor.

¿Quién es la cabeza de la iglesia?
La Biblia dice que la cabeza de la iglesia es Jesucristo mismo (ver Efesios 1:22; 5:23). Como lo dijo el apóstol Pablo "...Crezcamos en todo en aquel que es la cabeza, esto es, Cristo, de quien todo el cuerpo [La iglesia], bien concertado y unido entre sí por todas las coyunturas que se ayudan mutuamente, según la actividad propia de cada miembro, recibe su crecimiento para ir edificándose en amor" (Efesios 4:15-16).

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El Padre

El Padre es Dios
Que el Padre es Dios es una enseñanza esencial de las Escrituras. En los Evangelios Jesús frecuentemente llamó a Dios "Mi Padre" (ver Juan 20:17) y enseñó a Sus discípulos a orar utilizando las palabras "Padre nuestro" (ver Mateo 6:9). De la misma manera, el apóstol Pablo habló de "Dios, nuestro Padre" en sus cartas a las iglesias (ver 1 Corintios 1:3; Gálatas 1:3; Filipenses 4:20). Por tanto, desde los primeros cristianos hasta los creyentes del día de hoy, se ha mantenido la convicción de que el Padre es Dios.

El Padre en el Antigüo testamento
En el Antiguo Testamento el fundamento para la Trinidad fue puesto a través de la metáfora en la que Dios se relaciona con Su pueblo como su Padre. En el libro de Deuteronomio, Dios es presentado como el Padre que creó a Su gente (ver Deuteronomio 32:6). El salmista proclamó que Dios es Padre de los huérfanos (ver Salmo 68:5). El Señor mismo habló de Su relación paternal con su gente cuando dice: "...porque yo soy a Israel por padre..." (Jeremías 31:9). Ahora, los cristianos deben ser advertidos de que la idea de Dios como Padre no implica en ningún sentido que Dios es un hombre. Siendo espíritu, Dios no es ni hombre ni mujer. La metáfora de género representa la comprometida relación de Dios con Su gente; Su preocupación y autoridad sobre ellos.

Algunos se preguntarán por qué en el Antiguo Testamento la enseñanza sobre Dios como Padre estuvo encubierta. Una respuesta es que Dios buscó grabar la idea de su unicidad en la mente de su pueblo, como dijo en Isaías: "Yo soy Jehová, y ninguno más hay; no hay Dios fuera de mí." (Isaías 45:5; ver también Deuteronomio 6:4). De este modo, su pueblo estaba listo para entender adecuadamente la unidad de la Trinidad. Pero una respuesta más sencilla es que Dios esperó para revelar Su naturaleza Trina en el momento adecuado, para ser más precisos, en la encarnación de Jesucristo, quien vino en el cumplimiento del tiempo.

El Padre en el Nuevo Testamento
El Nuevo Testamento revela que el Padre es Santo (ver Juan 17:11), Soberano (ver Mateo 11:25), Todopoderoso (ver Marcos 14:34), lleno de amor y dispuesto a perdonar (ver Lucas 15:11-32), la fuente de todas las cosas (ver Mateo 11:27; 1 Corintios 8:6), y omnisciente (ver Mateo 6:4, 8). Jesús expresó la importancia de tener compañerismo con el Padre a través de una profunda relación personal con Él. Jesús acostumbraba a orar al Padre y siempre buscó hacer Su voluntad. El Nuevo Testamento, por tanto, revela que el Padre es en verdad Dios y es digno de nuestra adoración (ver Juan 4:23-24)

El Padre en la Trinidad
En el Nuevo Testamento, Dios revela Su naturaleza Trina a Su gente. Los autores de la Biblia testifican la divinidad del Padre (ver Mateo 11:25], del Hijo (ver Juan 1:1) y del Espíritu Santo (ver 2 Pedro 1:20-21). Si bien el Hijo y el Espíritu Santo son personas distintas del Padre, son de su misma sustancia. Por tanto, Dios, existe como un Ser perfectamente unido subsistiendo en tres inseparables, distintas y completamente iguales personas: Padre, Hijo y Espíritu Santo.
Las Escrituras enseñan que Dios el Padre es el Padre desde la eternidad, de quien el Hijo es engendrado desde la eternidad y de quien procede el Espíritu Santo. El Padre nunca existió sin el Hijo ni el Espíritu Santo, ni existió antes de ellos (Juan 1:1-3; Génesis 1:1-2, 26). En Su divinidad, las tres personas de la Trinidad son idénticas e igualmente eternas. Por tanto, así como podemos decir que el Hijo y el Espíritu Santo son Dios, podemos proclamar abiertamente que ¡El Padre es Dios!

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 El Espíritu Santo

¿Quién es el Espíritu Santo?
El Espíritu Santo es la tercera Persona de la Trinidad. Cuando Jesús ascendió al Padre, prometió a sus discípulos "otro consolador", el Espíritu Santo (ver Juan 14:16-17). En griego, la palabra "otro" significa literalmente ''otro del mismo tipo". Jesús prometió un consolador sobrenatural igual a Él.

La preexistencia del Espíritu Santo
La palabra "Dios" en hebreo, es la palabra "elohim", que es un plural que habla de tres o más elementos (en este caso se refiere a la Trinidad). El Espíritu Santo estaba activo en el tiempo de la creación (ver Génesis 1:1-2). Cuando Dios dijo "hagamos al hombre a nuestra imagen, conforme a nuestra semejanza" (Génesis 1:26) le estaba hablando a las otras dos personas de la Trinidad.

La Persona y naturaleza del Espíritu Santo
Algunos han pensado erróneamente que el Espíritu Santo es una "cosa" más que una persona, pero Jesús nunca se refirió a Él como a un objeto, no dijo "eso os guiará a toda verdad", sino "Él os guiará a toda verdad" (Juan 16:13). El Espíritu Santo tiene distintas funciones en la vida de los creyentes y de la iglesia (ver Juan 14:17; 1 Corintios 2:10-12; Hechos 5:3-4). En el lenguaje original, cuando la Biblia llama al Espíritu Santo "Consolador", utiliza la palabra griega "parakletos", que literalmente quiere decir "uno que es llamado al lado para ayudar".

La obra del Espíritu Santo en el mundo
En Juan 16, Jesús nos dice que el Espíritu Santo convence al mundo de pecado, de justicia y de juicio (Juan 16:8-11], también restringe el derramamiento de maldad (ver 2 Tesalonicenses 2:7). Antes de ser cristianos, el Espíritu Santo habló a nuestros corazones mostrándonos nuestra necesidad de salvación. Él nos acercó a Cristo y nos convenció de pecado (Juan 15:26).

La obra del Espíritu Santo en el creyente
Cuando aceptamos a Jesús como nuestro Señor y Salvador, el Espíritu Santo viene a morar en nosotros. El apóstol Pablo escribió: "¿no sabéis que sois templo de Dios, y que el Espíritu de Dios mora en vosotros?" (1 Corintios 3:16).
El Espíritu Santo nos regenera (ver Tito 3:4-7; Juan 3:5; 6:63); mora en nosotros (ver 1 Corintios 3:16; 6:19); nos sella (Efesios 1:13-14); nos guía (ver Juan 16:13; Romanos 8:14); nos enseña (ver Juan 14:26) nos ayuda a orar (ver Romanos 8:26-27) y nos da poder (ver Hechos 1:8).

El bautismo del Espíritu Santo
Como creyentes necesitamos que el poder del Espíritu Santo venga sobre nosotros. Esto es conocido como el bautismo del Espíritu Santo. Jesús les dijo a sus discípulos "pero recibiréis poder cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo..." (Hechos 1:8).
Cuando el Espíritu Santo viene sobre el creyente llena su mente con un entendimiento genuino de la verdad, toma posesión de las habilidades del creyente e imparte dones que lo califican para el servicio en el cuerpo de Cristo (ver 1 Corintios 12:4-10). El Espíritu Santo imparte poder para servir y testificar con denuedo (ver Hechos 4:29, 31).

El poder del Espíritu Santo
Alguien definió las cataratas del Niagara como "el poder más grande sin usar en el mundo". Pero, de hecho, hoy día el poder más grande en el mundo, sin usarse es el Espíritu Santo del Dios vivo. No descuides el poder que Dios mismo te ha dado por medio del Espíritu Santo.

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La Trinidad

La Biblia y la Trinidad
La Biblia enseña claramente que hay un solo Dios (ver Deuteronomio 6:4: Isaías 43:11; Marcos 12:29; 1 Corintios 8:4; Efesios 4:6; 1 Timoteo 2:5). Al mismo tiempo, la Biblia claramente muestra una pluralidad dentro de la naturaleza de Dios; pluralidad consistente en tres eternas e idénticas personas: el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo; cada uno igual en Su naturaleza básica pero distinto en Su existencia.

Aunque la palabra "trinidad" no aparece en la Biblia, la doctrina de la Trinidad es una conclusión verdadera a la que se llega comparando y combinando verdades bíblicas relevantes. "Lo cual también hablamos, no con palabras enseñadas por sabiduría humana, sino con las que enseña el Espíritu, acomodando lo espiritual a lo espiritual" (1 Corintios 2:13).

Uno de los más grandes misterios de la biblia
La Trinidad es uno de los misterios más grandes de la Biblia, que no pueden ser descubiertos por una mente finita. Si Dios fuese lo suficientemente pequeño como para comprenderlo, no sería lo suficientemente grande para adorarlo. La Biblia nos enseña que los pensamientos de Dios no son nuestros pensamientos, ni Sus caminos son nuestros caminos (ver Isaías 55:8-9). Aunque nunca entenderemos la doctrina de la Trinidad, no hay ninguna duda razonable de que la Biblia claramente enseña esta verdad.

El Padre es Dios
Los autores de la Biblia afirman la divinidad del Padre enseñando que es Santo (ver Juan 17:11), Soberano (ver Mateo 11:25), Todopoderoso (ver Marcos 14:34), lleno de amor y dispuesto a perdonar (ver Lucas 15:11-32), la fuente de todas las cosas (ver Mateo 11:27; 1 Corintios 8:6), y que es Omnisciente (ver Mateo 6:4,11). Jesús confirmó esta verdad a Sus discípulos cuando se refirió a Dios como "Mi Padre" (ver Juan 20:17) y les enseñó a orar usando las palabras "Padre nuestro" (ver Mateo 6:9).

El Hijo, Jesucristo, es Dios
La Biblia atribuye al Hijo Jesucristo, los mismos atributos del Padre (ver Mateo 1:21-23; 28:18; Lucas 5:20-24; Juan 1:1,14; 8:58; 16:30; 17:5; Hebreos 13:8). Jesucristo es adorado (ver Mateo 14:31-33; 28:9; Hebreos 1:6); se le llama Dios (ver Isaías 9:6; Mateo 1:21-23; Juan 1:1,14, 20:28; Tito 2:13), y además Él puede perdonar pecados (ver Lucas 5:20-24; Juan 10:30-33). La Biblia le da estos atributos solamente a Dios.

El Espíritu Santo es Dios
Las actividades y características de Dios son atribuidas al Espíritu Santo (ver Salmos 139:7-10; Lucas 1:35; 11:13; Juan 14:26; Hebreos 9:14). El Espíritu Santo es una Persona (ver Juan 16:13-15; Romanos 8:27; 1 Corintios 2:10-13; 12:11); Él es el Creador (ver Génesis 1:2; Job 33:4); y se le llama Dios (ver Hechos 5:1-11).

Una conclusión bíblica razonable
Por las razones mencionadas, y muchas más, no hay otra explicación bíblica y razonable más que creer que Dios el Padre, Dios el Hijo (Jesucristo), y Dios el Espíritu Santo existen como una Trinidad Santa: El Dios de la Biblia.
No hay duda de la existencia de la Trinidad. La única cuestión es la de creer; debemos querer conocer a Dios, pero no de acuerdo a lo que pensamos que debería ser, sino simplemente como la Biblia nos revela que es.

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ADORACIÓN

¿Qué es adoración?
Dios creó a la humanidad con la capacidad de conocerle, amarle y adorarle. La adoración es el lugar donde se unen el corazón de Dios con el corazón de sus hijos.
Oswald Chambers lo definió de esta manera: "La adoración es darle a Dios lo mejor de lo que Él nos ha dado". La adoración lleva consigo la idea de reverenciar a Dios. Es una respuesta activa en la que declaramos cuanto vale Dios para nuestras vidas. Adorara implica postrarse y dar honor a Dios: "Venid, adoremos y postrémonos; arrodillémonos delante de Jehová nuestro Hacedor" (Salmo 95:6).

¿A quién adoramos?
Jesús dijo: "... Al Señor tu Dios adorarás, y a él sólo servirás." (Mateo 4:10). La gente no es digna de adoración, ni los son los ídolos que algunos hacen. Solo Dios merece nuestra adoración.

¿Por qué adoramos?
No adoramos para conseguir algo para conseguir algo para nosotros mismos, sino que adoramos porque Dios es el Señor y es digno de adoración. (Ver Salmo 45:11). La Biblia declara "Señor, digno eres de recibir la gloria y la honra y el poder..." (Apocalipsis 4:11). Nosotros adoramos a Dios por el esplendor de Su Ser. Dios siempre ha estado buscando adoradores y aún hoy, continua haciéndolo. Él no necesita nuestra adoración pero la desea, no para Su beneficio, sino para el nuestro.

¿Cómo adoramos?
"Dios es Espíritu; y los que le adoran, en espíritu y en verdad es necesario que adoren." (Juan 4:24). Adorara en espíritu quiere decir dar a Dios la honra con una mente iluminada y corazón afectuoso. Adorar en verdad es adorar a Dios de acuerdo a la verdad que Él ha revelado en Su Palabra, la Biblia.

Formas de adoración
La adoración no debe de parecerse a un aficionado que va al estadio y se sienta a ver jugar a otros; la adoración requiere de participación. Adoramos al Señor a través de nuestras palabras de alabanza y de exaltación, dando gracias a Dios en todo y por todas las cosas, bendiciendo Su Nombre de una vida que le agrada y compartiendo de Su amor con otras personas.
La adoración es un sacrificio. El apóstol Pablo escribió a los creyentes diciendo: "Les ruego que cada uno de ustedes, en adoración espiritual, ofrezca su cuerpo como sacrificio vivo, santo y agradable a Dios" (Romanos 12:1 NVI).
Podemos hacer de cada día una experiencia de adoración cuando nos entregamos al Señor. Dios nos creó con mente, corazón y espíritu; Él quiere que los usemos para Su gloria. La verdadera adoración no es sólo de labios sino con la vida, debe formar parte de nuestra existencia tanto como comer o respirar. La adoración debe de ser demostrada en cada una de las áreas de nuestra vida, cada día que vivimos.

Expresiones de adoración

Expresamos nuestra adoración leyendo nuestra Biblia (ver Salmo 119), orando, con nuestros diezmos y ofrendas; y ofreciendo alabanza a través de la música, pero la mejor forma de mostrar nuestra adoración es a través de nuestra forma de vida.

Resultados de la adoración
La verdadera adoración magnifica a Dios y afecta nuestra actitud hacia Él. Mientras Dios es magnificado, todo lo demás se vuelve insignificante, y podemos ver más allá de nuestras circunstancias y limitaciones, por tanto, nuestros temores disminuyen y nuestro espíritu se refresca.

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 La Cena del Señor

¿Qué es la Cena del Señor?
La Cena del Señor, a menudo llamada "Santa Cena", es una conmemoración en la que los cristianos nos identificamos con la crucifixión del Señor Jesús (ver 1 Corintios 10:16; 11:20). Es un tiempo en el que los creyentes recuerdan el cuerpo molido del Señor y Su Sangre derramada por todas las personas (ver Lucas 22:19-20).

La institución de la Cena del Señor
Jesucristo instituyó la Cena del Señor en la víspera de su muerte cuando celebró la cena de Pascua con sus discípulos (ver Mateo 26:26-29; Marcos 14:22-25; Lucas 22:14-20; 1 Corintios 11:23-25).

Significado y simbolismo de la cena del Señor
Antes, en la cena del Señor, se servia pan y vino. Actualmente muchas iglesias, incluida la nuestra, usan galletas y jugo de uva. El pan simboliza el cuerpo de Cristo, que fue golpeado y molido por nosotros y murió por los pecados de la humanidad. La copa de vino simboliza Su sangre, que fue derramada por nosotros como pago por nuestros pecados (ver Juan 10:17-18: Efesios 1:7; Romanos 5:8-9).

Requisitos para celebrar la cena del Señor
Todo el que participa de la Cena del Señor debe en primer lugar ser un creyente. Jesús mandó celebrar la Cena del Señor a sus discípulos (ver Mateo 26:26); por tanto, la persona debe haber puesto su fe en Jesús para salvación antes de participar de la Cena del Señor.
Además, sumado a ser un creyente, debemos preparar nuestro corazón para tomar la Cena del Señor. Pablo instruyó a los creyentes a no tomar del pan o beber de la copa indignamente (ver 1 Corintos 11:27).
Por tanto, debemos examinar nuestra vida y ver si hay algún pecado sin confesar. Pablo nos recuerda "Por tanto, pruébese cada uno a sí mismo..." (1 Corintios 11:28) para no traer juicio sobre nosotros. Al ponernos a cuentas con Dios, a través de la confesión de nuestros pecados (ver 1 Juan 1:9), estamos listos para participar de la cena del Señor de una manera digna.

El significado de la Cena del Señor hacia el pasado
La Cena del Señor es un tiempo para ver hacia atrás recordando la muerte del Señor en la cruz. Su muerte fue más que una simple muerte expiatoria, fue una muerte sustituta. Cristo murió en nuestro lugar para que nosotros podamos vivir. Él tomó nuestros pecados sobre sí mismo para que podamos recibir Su justicia (ver 2 Corintios 5:21).

El significado de la Cena del Señor hacia el presente
La Cena del Señor es un tiempo para mirar hacia dentro de nosotros, considerar nuestras vidas a la luz de nuestra profesión de fe. Mientras celebramos la Cena del Señor debemos darle gracias por nuestra salvación y por el privilegio de ser suyos.

El significado de la Cena del Señor hacia el futuro
La Cena del Señor es también un tiempo para mirar hacia el futuro y hacia la segunda venida de Jesucristo. Pablo dijo que "todas la veces que comiereis este pan, y bebiereis esta copa, la muerte del Señor anunciáis hasta que Él venga" (1 Corintios 11:26). La Cena del Señor es una sombra de la gran cena por venir en las bodas del cordero (ver Apocalipsis 19).
Actualmente, estamos entre los dos eventos más importantes de la historia de la humanidad: La primera y la segunda venida de Jesucristo. Cuando celebramos la Cena del Señor, como cristianos, nos conectamos a ambos acontecimientos.

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Presentación de bebés

"Dejad a los niños venir a mí, y no se lo impidáis, porque de los tales es el reino de los cielos"

-Jesús, Hijo de Dios

Los hijos son una herencia
La Biblia dice que los hijos son una herencia y recompensa del Señor (ver Salmo 127:3). Dios les ha confiado a los padres la responsabilidad de establecer el fundamento de Jesucristo en la vida de los niños desde su más temprana edad.

¿Por qué los bebés deberían ser presentados o dedicados?
La dedicación de los bebés es, en realidad, la dedicación de la familia. Es la familia completa la que necesita ser levantada en oración para que cada uno de los miembros tenga el poder de cumplir con sus responsabilidades.

La Biblia nos muestra un ejemplo de la dedicación de un niño al Señor con la historia de Ana, en 1 Samuel 1:11, 26-28. Incapaz de tener un hijo, Ana clamó al Señor por su condición y mientras lo clamaba hizo un compromiso con Dios y dijo "Jehová de los ejércitos, si te dignares a mirar la aflicción de tu sierva, y te acordares de mí, y no te olvidares de tu sierva, sino que dieres a tu sierva un hijo varón, yo lo dedicaré a Jehová todos los días de su vida..." (1 Samuel 1:11).
Dios honró la petición de Ana y le dio un hijo: Samuel. Por su parte, Ana cumplió su pacto y dedicó (eso quiere decir que "lo separó") a Samuel para el Señor.

Requisitos para una dedicación
El dedicar a un niño al Señor es hacer un compromiso para someter a tu hijo completamente a la voluntad de Dios y educarlo en los caminos del Señor.
Los padres que no han depositado su fe en Jesucristo como su Señor y Salvador serán incapaces de someter a sus hijos a la voluntad de Dios porque ellos mismos no conocen los caminos del Señor. Por eso, nos negaremos a cualquier petición de involucrar a un padre incrédulo en la dedicación de un niño. Esto es un acto de protección y no un rechazo, pues, no podemos animar a alguien a hacer un voto a Dios que él o ella no podrá cumplir.
La Biblia dice "Lazo es al hombre hacer apresuradamente voto de consagración, y después de hacerlo, reflexionar" (Proverbios 20:25). También en la Biblia encontramos ejemplos de ocasiones en las que Dios trató severamente con aquellos que rompieron sus votos a Él (por ejemplo ver Hechos 5:1-11 ).
Un padre de familia puede dedicar a su hijo independientemente de su cónyuge incrédulo. Los padres solteros que dedican a sus hijos no pueden estar con su novio o novia en la plataforma.

Responsabilidades de un padre cristiano
Los padres cristianos deben hacer todo lo que puedan para "apartar" a su hijo para Dios, hasta que este pueda tomar su propia decisión referente a una relación con Jesucristo. Al dedicar a un niño al Señor, los padres de familia hacen el compromiso de educar a su hijo en los caminos de Dios y no en los suyos. Se comprometen con esta promesa y deben hacer todo lo que puedan para cumplirla.
Las responsabilidades que Dios ha confiado a los padres cristianos incluyen orar continuamente por sus hijos (Job 1:5), instruirlos en el camino del Señor (Proverbios 22:6), poner un ejemplo de santidad (Proverbios 20:7), y disciplinarlos como lo manda la Escritura (Proverbios 29:15,17; 13:24). Estas responsabilidades sólo pueden ser cumplidas con la fortaleza de Cristo (ver Filipenses 4:13).
Como padre de familia, tu devoción a Dios, o a la falta de esta, dejará una gran impresión en la próxima generación. Que tu legado sea un legado santo.

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